8 de octubre de 2008

La teoría herméneutica en la Terapia Familiar

Explica las premisas de la nueva teoría en la que se basa la TF en los últimos años partiendo de la teoría hermenéutica, es decir la interpretación. Ensalza el poder de la conversación en terapia como medio para disolucionar el problema, creando un sistema lingüístico entre el equipo terapéutico y la familia. Aunque en todo el texto ha aparecido la palabra familia, lo cual ya me parece un problema. Supera la cibernética de segundo orden para llegar a un cambio menos dirigido todavía. El cambio debe hacerlo la familia (hasta aquí de acuerdo), pero ahora el terapeuta debe conversar con ellos desde la postura de la ignorancia. Creando una nueva narrativa, pero que sean ellos quien la creen a través de las preguntas de un terapeuta, el cual no debe basarse en experiencias ni en premisas anteriores. Lo cual me crea un interrogante, qué ocurre con esas familias que piden recetas rápidas (para ello pagan) y el terapeuta solo hace preguntas y preguntas. Supongo que se irán. En mi contexto, no me queda ninguna duda. Las familias con transacción psicótica que acudan a colaborar en un proceso rehabilitador de su hijo, si ya es difícil conseguir cambios sin que sientan culpabilidad, veo difícil que encuentren una nueva narrativa sin ninguna directriz, sin que sientan que el terapeuta es un experto en salud mental. Veo difícil hasta que vuelvan a una siguiente entrevista, porque ya es bastante difícil si no encontramos un lugar para la colaboración mutua.
Sin embargo, encuentro muy interesante las líneas filosóficas: no hablarle al otro sino con el otro; la subjetividad (los miembros objetivos no participan en el sistema y entonces no pueden opinar “solo son objetivos los objetos”); crear un sistema lingüístico para la terapia; y, especialmente, que el terapeuta es un artista en la conversación (me parece fascinante el calificativo de artista). Esto es así, el terapeuta, independiente la corriente psicoterapéutica que elija para conseguir sus fines debe manejar la conversación como un pintor los colores o un escultor los materiales. Es nuestro arma.
Muy en la línea de la narrativa y el constructivismo social, pero dándole una vuelta de tuerca más, siendo, en mi opinión, excesivamente radical. A mi, como terapeuta, me parecerá difícil no querer intervenir más y mantenerme en esa postura de ignorancia. Habrá que saber más del tema y, como siempre, coger lo que nos sea útil.

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