26 de noviembre de 2010

Supervisión

La formación sistémica recibida durante estos tres últimos años ha cambiado mi visión profesional profundamente. Cada curso recibido, lecturas realizadas, trabajos desarrollados, asistencia a seminarios, participación en distintos foros… han conseguido que sea un profesional totalmente distinto al que acudió por primera vez, en noviembre de 2007, a la charla inaugural de la primera promoción del Master de Intervención Familiar y Sistémica de la Universidad de Zaragoza.


El primer año fue la revolución. La adquisición de unos nuevos conceptos y una nueva forma de trabajar que me fascinaba, hizo que enseguida me pusiera manos a la obra para intentar aplicar las técnicas aprendidas a mi contexto de trabajo (un centro de rehabilitación psicosocial para personas con trastorno mental grave, a partir de ahora CRPS). La relación histórica entre Terapia Familiar y esquizofrenia ayudó notablemente a que se produjera esta revolución (ver página), más que profesional, personal.

Pero, como en toda revolución, hubo problemas. En un contexto, como es el de la Salud Mental, tan individualizado y excesivamente influenciado por lo biológico era complicado ampliar el foco a toda la familia como lugar de intervención. Además, había que evitar los problemas que la Terapia Familiar había tenido en sus orígenes; los familiares no tenían que sentirse culpables. La familia debía ser un recurso terapéutico y había que recoger el sufrimiento que conlleva la irrupción de un Trastorno Mental Grave, como la esquizofrenia. Durante el primer curso, mis esfuerzos se basaron en incorporar la metodología sistémica a mi contexto y conseguir ampliar el foco a la familia. Que los familiares sintieran que, sin ellos, no se puede comenzar un proceso de rehabilitación. En esta idea se basaba la memoria del primer curso: Esquizofrenia y Terapia Familiar. Presente, pasado y futuro, en el que se detallaba cómo crear un Departamento de Terapia Familiar en un CRPS.


25 de noviembre de 2010

Un Itinerario de Terapia Familiar

La Terapia Familiar en un Centro de Rehabilitación Psicosocial es complicada de desarrollar. Nos falta la placa de Terapia Familiar y eso hace, como nos dice Teresa Suárez, que “el demandante no llega nunca con una petición de terapia familiar, sino que, fiel al patrón cultural habitual, lineal, llama con un diagnóstico previo, acerca de quién es el paciente y con dos peticiones: una, la confirmación de su propio diagnóstico, con ciertos retoques de “cientificismo”; otra, la de un cambio, casi mágico, para que el síntoma desaparezca, sin tocar en absoluto el sistema familiar “ (Suárez, Teresa, 1983).

Por ello, los primero que debemos hacer para poder intervenir en el contexto es ampliar el foco del individuo a la familia. Y para ello, debemos hacer una serie de intervenciones previas. Es el esquema terapéutico para poder desarrollar una Terapia Familiar en el contexto de la Salud Mental. En el resto de las páginas de este blog encontraréis la definición de cada uno de los conceptos que van aparecer en este, mejor que esquema, itinerario familiar. Un itinerario flexible a la familia pero que aquí desarrollo de manera genérica.

La Psicoeducación Sistémica

Queremos validar esta hipótesis: si los familiares tienen conocimientos básicos de sistémica y relacionan síntomas con dinámica familiar, tendrán más herramientas para modificar su sistema, cambiar el juego disfuncional y, así, avanzar en el ciclo vital. Además, este proyecto pretende conseguir un modelo válido para resolver el problema de la Terapia Familiar en un servicio público, donde las familias no vienen con la idea de hacer una verdadera intervención familiar. Demostrando, así, que la Terapia Familiar continúa siendo válido para lo nació: tratar los trastornos mentales más graves, como es la psicosis. Y para eso, es conveniente llegar a la conclusión del origen multifactorial de la psicosis; la implantación, no en la teoría sino en la práctica, de un verdadero modelo bio-psico-social para la atención de los TMG, que es donde se adecuan ideas como la Psicoeducación Sistémica.


Se han realizado experiencias desde el programa de Psicoeducación Familiar del Centro de Rehabilitación Psicosocial Rey Ardid. Después de un tiempo de trabajo con un modelo de Psicoeducación familiar más clásico, observamos limitaciones que afectaban al proceso de los pacientes ingresados en nuestro dispositivo. A través de nuestra formación de Terapia Familiar Sistémica, realizamos una evolución en el programa y nuestros resultados han sido satisfactorios. Utilizando la explicación del concepto de emoción expresada, realizamos un deslizamiento de contexto, pasando de un enfoque individual a otro familiar. A partir de este momento, la introducción de conceptos estructurales, del ciclo vital, del concepto de crisis… ofrece a las familias participantes herramientas para el cambio familiar y, por tanto, en el paciente; implicándoles en mayor medida en el proceso rehabilitador para evitar que la cronicidad y el estancamiento se instale en su sistema familiar. Las familias atendidas en esta experiencia mejoraron las expectativas de autonomía y de recuperación como sistema familiar, además de cumplir con los objetivos de la Psicoeducación Familiar clásica.

La Red Social

La Terapia Familiar en un CRPS debe ir acompañada de un proceso de Rehabilitación Psicosocial para conseguir nuestros objetivos. La mejora de la Red Social de una persona de un TMG, entre otras intervenciones, es un objetivo imprescindible para su recuperación. Aquí presentamos una experiencia publicada en la revista Trabajo Social y Salud, nº 63. Para su localización y su lectura completa, pincha aquí.


“TRABAJO SOCIAL GRUPAL CON JÓVENES EN UN CENTRO DE REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL”
RESUMEN:
El grupo jóvenes que padecen un trastorno mental grave (a partir de ahora, TMG) del Centro de Día Rey Ardid, surgió como una necesidad plasmada por los diferentes profesionales que se dedican a la Rehabilitación Psicosocial. Normalmente, estos centros han sido ocupados por personas de 40 años en adelante, con pensiones de incapacidad permanente para cualquier tipo de trabajo, con predominio de síntomas negativos en fase residual de su enfermedad y con un largo historial psiquiátrico. Lo que les hace estar muy entrenados en exigir demandas a los profesionales. Pero desde hace unos años, en los Centros de Rehabilitación Psicosocial (a partir de ahora, CRPS), ingresan pacientes mucho más jóvenes, que no han conocido los dispositivos de la llamada Reforma Psiquiátrica y que tienen unas características muy distintas a la del perfil anterior. En este artículo presentamos una manera de trabajar con este tipo de personas, basándonos en el modelo de la Rehabilitación Psicosocial, la Teoría del Labelling Aproach (etiquetaje) y el Trabajo Social grupal. Todo ello, para conseguir mejorar su red social y crear una nueva identidad distinta a la de enfermo mental